Una amarga sorpresa se llevaron los comerciantes ubicados en la plaza de San Nicolás en centro histórico de Barranquilla. Al llegar a sus puntos de trabajo había un rumor que recorría las calles de este emblemático sector de la ciudad “le cortaron las manos a San Nicolás” decían escandalizados comerciantes y transeúntes.
La estatua del patrono de Barranquilla, instalada a un lado de la parroquia de San Nicolás amaneció con las manos cercenadas. En el sector nadie da razón del sacrílego.
Lo único que alcanzan a denunciar es que en las noches la plaza es visitada por gran cantidad de habitantes de calle, que convierten al centro histórico de la ciudad en un sitio oscuro y peligroso.