Apenas terminó la eucaristía , el párroco de Tubará Rafael Osorio, le pidió a los feligreses que no se fueran de la iglesia y corrió a la casa cural. Rápidamente se quitó la sotana y la estola y en su lugar se vistió con un monocuco y antifaz de carnaval ero.
En compañía de la reina de la yuca el religioso entró nuevamente a la iglesia y cuando estuvo frente al púlpito empezó a bailar a ritmo del disco del muerto borrachón. La multitud aplaudía y seguía los pasos del padre Rafael que después de unos minutos reveló su identidad despojansdose del antifaz.
La gente aclamó al cura que después de mostrar sus mejores pasos carnavaleros dio un sermón de más de 7 palabras aconsejando a los fieles a disfrutar con moderación el carnaval.
En el pueblo muchos respaldan al cura carnavalero, como ya es conocido el sacerdote Rafael Osorio, otros piensan que se debe confesarse porque profanó un sitio sagrado con sus pasos y pinta carnavalera.