Aunque ya no en lo profundo de la selva colombiana, si no libre en las calles de Barranquilla, Ricardo Galaraga ha vuelto a sentirse vulnerado otra vez. Ha vuelto a sentirse víctima, como cuando la guerrilla de las FARC, lo secuestraron en la toma a la base de Mitú el primero de noviembre de 1998. “Ahora me siento más victima que nunca porque veo que el gobierno le está entregando a los guerrilleros los beneficios que nunca nos dio a las víctimas” dijo el ex agente de la policía mientras miraba la transmisión de la histórica firma del acuerdo de paz.
Este ex integrante de la policía, está de acuerdo con que las FARC entreguen las armas, pero no comparte las concesiones que el gobierno le entregó a la guerrilla. 18 años después de aquella pesadilla que marcó su vida para siempre, Galaraga siente que su sacrificio fue en vano, con la voz entrecortada y lagrimas en los ojos dice que el gobierno se olvidó de él, igual que de sus compañeros secuestrados. “ he sacado a mis hijas adelante con el sudor de mi frente por que el gobierno jamás se acordó de los años que perdí en la selva por estar defendiendo la democracia de este país” afirma Ricardo haciendo un esfuerzo sobrehumano para que el sentimiento no le quebrara la voz.
Dice que en su corazón no alberga odio, pero si desconfianza. Duda que la guerrilla cumpla con todo los compromisos que asumió durante la negociación. Hoy el agente en retiro Ricardo Galaraga, trabaja en un restaurante en el aeropuerto de Barranquilla, es un hombre conversador y servicial. Al que le pregunta le cuenta la pesadilla que vivió en la selva, su historia siempre termina con una frase lapidaria “ el gobierno castigó a las víctimas y ahora premiará a los victimarios”